EL PINTOR AUSTRIACO DEL BIGOTE | ZZ Podcast 06x02
“ El pintor austriaco del bigote “, Adolf Hitler, es un apelativo surgido en muchas redes sociales para evadir la censura que existió y existe en ellas. Si bien esta censura ha desaparecido, por fin, en X. Otras plataformas como las que dependen de “Meta” (Facebook, Instagram, Threads), TikTok, YouTube (Google), Twitch y otras, siguen aplicando la censura dictada por el mundo woke, la Agenda 2030 y el progrerío (socialismo y comunismo) que como bien sabemos, no les gusta la libertad de expresión en aquellos que no comulgan con su ideología.
Así que obligados o haciendo bromas con ello y para evitar censuras, en vez de titular el programa con algo mas conciso y referente de quién hablaremos, usamos el apelativo de las redes sociales censuradoras para contaros como fue la vida de Adolf Hitler antes de llegar al mundo de la política; bien como curiosidad o bien como una recopilación de sucesos que pueden hacernos vislumbrar cómo era su personalidad antes de ser famoso.
EL PINTOR AUSTRIACO DEL BIGOTE | ZZ Podcast 06×02
Adolf Hitler, conocido mundialmente como el dictador responsable del Tercer Reich y la Segunda Guerra Mundial, también tuvo una faceta menos conocida: la de pintor. Nacido en Braunau am Inn, Austria, el 20 de abril de 1889, Hitler mostró desde joven un interés por el arte. Este aspecto de su vida ha sido objeto de mucha curiosidad. Tanto por lo que revela sobre su carácter como por cómo pudo influir en su futuro.
El joven artista: aspiraciones y fracasos
En su juventud, Hitler aspiraba a convertirse en un reconocido artista. A los 18 años, después de la muerte de su madre, se trasladó a Viena con la intención de ingresar en la Academia de Bellas Artes. Sin embargo, fue rechazado en dos ocasiones, en 1907 y 1908, debido a que su obra fue considerada insuficiente. Los exámenes de admisión revelaron que, aunque tenía cierta habilidad para la arquitectura y el dibujo técnico, su dominio de la figura humana era deficiente. Una crítica que marcó un duro golpe para sus aspiraciones artísticas.
El arte de Hitler
A pesar de los rechazos, Hitler continuó pintando, principalmente acuarelas y algunas obras al óleo. Sus pinturas se caracterizan por representar paisajes urbanos, edificios históricos y escenas rurales, con una marcada preferencia por los edificios imponentes y la arquitectura clásica. A menudo evitaba incluir personas en sus obras, lo que quizás refleja su dificultad para capturar la figura humana con precisión.
Sus obras muestran una técnica relativamente competente, aunque carecen de la originalidad o la profundidad emocional que caracterizan a los grandes maestros. Los críticos coinciden en que, si bien Hitler tenía cierto talento, nunca habría alcanzado la prominencia en el mundo del arte. Algunas de sus pinturas se han vendido en subastas. Y aunque atraen atención, es principalmente debido a la figura histórica de su autor más que a la calidad artística.
¿Cómo influyó el arte en su vida?
El fracaso de Hitler en el mundo del arte influyó en su percepción de la sociedad. Se cree que su estancia en Viena, una ciudad en ese entonces vibrante pero también marcada por el antisemitismo y las tensiones sociales, moldeó muchas de sus ideas radicales. En ese contexto, su frustración personal y su incapacidad para triunfar en el arte podrían haber contribuido a su resentimiento hacia ciertos grupos y su eventual adopción de ideologías extremas.
El legado artístico de Hitler
Hoy en día, el arte de Hitler es un tema polémico. Algunas de sus obras han sido adquiridas por coleccionistas privados. Existen debates sobre si deberían ser exhibidas en museos o si deberían ser destruidas para evitar glorificar su figura.
Sin embargo, como documentos históricos, ofrecen una perspectiva única sobre una fase temprana de su vida y la mente de uno de los líderes más infames de la historia.
En resumen, Adolf Hitler, el pintor austriaco del bigote, representa una curiosa contradicción: Un aspirante a artista que, frustrado en sus ambiciones, se convirtió en uno de los dictadores más notorios de la historia. Su legado artístico, aunque modesto, sigue siendo un recordatorio inquietante de cómo las frustraciones personales pueden influir en el destino de las naciones y del mundo.
Otros temas en el programa de esta semana:
El mundo de las road movies está plagado de obras realmente interesantes, otras que no despiertan interés alguno; y alguna otra obra incomprendida por su linea argumental. Algunas son muy famosas, otras permanecen en la memoria de sólo algunos pocos. Hoy os hablaré de algunas que quizás considero que hay que mencionar e incluso darle un visionado.
El Género de las Road Movies: Un Viaje Cinematográfico a Través de la Ruta y el Alma Introducción
El cine, como arte, ha sido desde sus inicios un espejo de la condición humana, explorando nuestras emociones, miedos, deseos y, sobre todo, nuestros viajes, tanto físicos como espirituales. Dentro de este vasto mundo cinematográfico, las “road movies” o películas de carretera ocupan un lugar especial. Este género, que gira en torno al viaje por carretera, se ha convertido en un vehículo (literal y figurado) para narrar historias que van más allá del simple desplazamiento de un punto A a un punto B.
Definición y Características
Las road movies son películas cuyo eje narrativo principal es un viaje en carretera. Aunque en la superficie pueden parecer simples historias de aventura, en su núcleo son mucho más complejas. Estos filmes suelen abordar temas de autodescubrimiento, libertad, rebeldía, y la búsqueda de un sentido en la vida. El viaje físico a menudo es un reflejo de un viaje interior, donde los personajes, y por ende los espectadores, exploran sus identidades y enfrentan sus demonios personales.
Las características comunes de las road movies incluyen:
1. El Viaje como Metáfora: El desplazamiento por la carretera no es solo un elemento narrativo, sino una metáfora de la vida y la transformación. Cada parada, cada obstáculo en el camino, representa un desafío o una revelación para los personajes.
2. Personajes en Búsqueda: Los protagonistas suelen ser individuos en crisis o en busca de algo, ya sea un propósito, una verdad oculta, o simplemente un escape de su realidad cotidiana.
3. Paisajes como Personajes: Los vastos paisajes que se atraviesan en estas películas no son meros escenarios, sino personajes en sí mismos que influyen en la narrativa, simbolizando libertad, desolación o incluso peligro.
4. Libertad y Rebelión: Muchas road movies exploran el deseo de escapar de las normas sociales y las restricciones de la vida cotidiana, representando un anhelo de libertad personal y rebelión contra la autoridad o las expectativas de la sociedad.
Orígenes y Evolución
El género de las road movies se consolidó en la década de 1960, aunque sus raíces pueden rastrearse en los inicios del cine con películas que ya mostraban viajes épicos. Sin embargo, fue con el surgimiento de la contracultura y el cuestionamiento de las normas sociales que las road movies encontraron su voz distintiva.
Una de las películas más emblemáticas del género es “Easy Rider” (1969), dirigida por Dennis Hopper. Este film capturó el espíritu de una generación que buscaba romper con las convenciones y explorar nuevas formas de vida, todo a través del símbolo de la carretera abierta. “Easy Rider” no solo marcó un hito en el cine independiente, sino que también estableció muchos de los tropos que seguirían definiendo a las road movies en las décadas posteriores.
Con el tiempo, el género ha evolucionado y se ha diversificado. Mientras que las primeras road movies se centraban en la búsqueda de libertad y la contracultura, las películas modernas han explorado una variedad de temas, desde la crisis de la mediana edad hasta las consecuencias de la globalización.
Ejemplos Clásicos y Contemporáneos
Además de “Easy Rider”, hay varias películas que han dejado una huella imborrable en el género de las road movies:
* “Thelma & Louise” (1991): Dirigida por Ridley Scott, este film se ha convertido en un ícono del feminismo en el cine. La historia de dos mujeres que huyen de sus vidas y terminan en un trágico pero poderoso final ha resonado en varias generaciones de espectadores.
* “Paris, Texas” (1984): Dirigida por Wim Wenders, esta película es un estudio introspectivo sobre la soledad y la redención. A través de un viaje por el desierto estadounidense, el protagonista intenta reconciliarse con su pasado y su familia.
* “Into the Wild” (2007): Basada en la historia real de Christopher McCandless, este film dirigido por Sean Penn explora la idea del viaje como un acto de rebelión contra la sociedad y una búsqueda profunda de significado personal.
El Impacto Cultural de las Road Movies
Las road movies han influido en la cultura popular de diversas maneras. En primer lugar, han dado forma a la manera en que entendemos el concepto de libertad y la carretera como un espacio casi mítico. La imagen de un automóvil avanzando por una carretera interminable se ha convertido en un símbolo poderoso de independencia y autodescubrimiento.
Además, estas películas han sido una plataforma para la crítica social, abordando temas como la alienación, la injusticia y la lucha por los derechos civiles. En este sentido, las road movies no solo entretienen, sino que también invitan a la reflexión sobre la sociedad y el individuo.
Conclusión
Las road movies son mucho más que simples historias de viajes. Son narrativas profundas que exploran la naturaleza humana, la búsqueda de identidad y el deseo de libertad. A través de la carretera, estos filmes nos llevan en un viaje no solo a través del paisaje, sino también del alma, mostrándonos que, al final, lo importante no es el destino, sino el viaje en sí mismo. En cada curva, en cada desvío, encontramos una parte de nosotros mismos que quizás no sabíamos que existía, y es allí donde reside la verdadera magia de las road movies.
La mayoría de las personas que viajan por ocio experimentan el placer de viajar. El problema puede venir cuando, buscando ese lugar al que viajar en nuestros días de vacaciones, nos encontramos con anuncios en internet que nos prometen mucho y que luego se convierten en un fiasco. Muchas veces me he fijado en viajeros por el mundo que suelen emitir sus experiencias en blogs o en YouTube y muchas veces ocurre, salvo excepciones, que el viaje está vacío o se convierte en un fiasco.
Encontré parejas que iniciaron un viaje y el placer de viajar se convirtió en la rustirá de la pareja por las discusiones que se presentaban o por acontecimientos que encontraban. Los que más placer obtenían en el viaje eran aquellos que viajaban en solitario, porque cuando uno pelea con uno mismo es difícil separarse y al final asumen sus propias decisiones. Otro problema también surge cuando esa industria del ecologismo nos impide viajar o quiere meternos en recintos-ciudades de 15 minutos. Formas de viajar hay muchas y todas tienen sus pros y sus contras.
Viajar es una experiencia profundamente enriquecedora que va más allá del simple hecho de desplazarse de un lugar a otro. Es un placer que envuelve los sentidos, expande la mente y, a menudo, cambia la vida.
El placer de viajar reside en la posibilidad de desconectarse de la rutina diaria y sumergirse en lo desconocido. Cada viaje es una aventura única que invita al descubrimiento. Ya sea explorando antiguas ruinas, caminando por las calles de una ciudad vibrante, o simplemente relajándose en un rincón tranquilo de la naturaleza, el acto de viajar nos permite ver el mundo con nuevos ojos.
La diversidad cultural es uno de los aspectos más fascinantes del viaje. Conocer nuevas culturas, probar diferentes cocinas, escuchar otros idiomas y observar las costumbres locales amplía nuestra comprensión del mundo y nos hace más tolerantes y empáticos. Nos desafía a salir de nuestra zona de confort y a cuestionar nuestras propias creencias y hábitos. Este encuentro con lo diferente es a menudo el germen de un crecimiento personal significativo.
Viajar también es un placer sensorial. Los sabores, olores, sonidos y vistas de un nuevo lugar se graban en nuestra memoria y se convierten en recuerdos que atesoramos para siempre. Hay una alegría innegable en perderse en un mercado local, degustar un plato exótico, o simplemente observar un atardecer en un lugar desconocido. Estas experiencias sensoriales enriquecen nuestra vida de formas que pocos otros placeres pueden igualar.
Además, el viaje es una oportunidad para la introspección y el autoconocimiento. Al alejarnos de nuestro entorno habitual, a menudo podemos vernos a nosotros mismos con mayor claridad. Los viajes pueden ayudarnos a descubrir nuevas pasiones, reflexionar sobre nuestras vidas y establecer nuevas metas. Incluso en la incomodidad o el desafío, como perderse en una ciudad desconocida o enfrentarse a un choque cultural, encontramos oportunidades para aprender y crecer.
Finalmente, el placer de viajar está también en la libertad que ofrece. La libertad de planificar nuestra propia ruta, de cambiar de dirección en el último momento, de decidir cuánto tiempo pasar en un lugar, es una expresión de la autonomía y el deseo humano de explorar. Viajar nos recuerda que el mundo es vasto y lleno de posibilidades, y que nuestras vidas pueden ser igualmente expansivas si nos permitimos soñar y explorar.
En resumen, el placer de viajar es una combinación de descubrimiento, aprendizaje, sensaciones y libertad. Es un recordatorio constante de que el mundo es mucho más grande que nuestra experiencia cotidiana, y que hay infinitas maravillas esperando ser descubiertas. Cada viaje es una oportunidad de renovar nuestra perspectiva, enriquecer nuestro espíritu y apreciar la diversidad de la vida en todas sus formas.
Las naumaquias eran representaciones de combates navales que se representaban en el Imperio Romano, documentadas en diferentes entornos y también en el magnifico Coliseo de Roma. Consistían en montar espectáculos en ríos o en el Coliseo para que el pueblo, “ populus panae et circus”, quedara fascinado del poderío del Imperio y conociera de primera mano cómo fueron aquellas fabulosas batallas que dieron honor y gloria a Roma. Para las Naumaquias se utilizaban barcos reales y hombres que en su mayoría eran esclavos y prisioneros de guerra.
Las naumaquias eran espectáculos en la antigua Roma que recreaban batallas navales. Se llevaban a cabo en grandes estanques artificiales o en coliseos inundados, y representaban enfrentamientos históricos o mitológicos entre flotas de barcos. Estos eventos no solo destacaban por su grandiosidad y dramatismo, sino también por el impresionante despliegue de recursos, que incluía la construcción de barcos reales y la participación de cientos, o incluso miles, de combatientes, a menudo prisioneros de guerra o condenados a muerte.
Historia y Significado:
La primera naumaquia registrada fue organizada por Julio César en el año 46 a.C., en un estanque artificial excavado en el Campo de Marte, en Roma. Sin embargo, la más famosa y grandiosa fue la de Augusto, en el año 2 a.C., en un lago artificial que hizo construir en el Tíber, donde, según las crónicas, participaron 30 barcos y alrededor de 3.000 combatientes.
Organización y Escenografía:
Los escenarios de las naumaquias eran construidos con esmero para recrear de manera realista las condiciones de una batalla naval. A veces, se utilizaban sistemas de poleas y maquinaria para simular tormentas o corrientes de agua. Los barcos eran réplicas de galeras de guerra, equipadas con catapultas y arietes, y tripulados por remeros y soldados que, en muchos casos, luchaban hasta la muerte.
Propósito y Recepción:
Las naumaquias servían como una forma de entretenimiento masivo y también como una demostración del poderío del emperador y del Estado romano. Estas batallas no solo eran espectáculos impresionantes sino que también simbolizaban la dominación de Roma sobre los mares y sus enemigos. El pueblo romano veía estas exhibiciones con una mezcla de fascinación y horror, ya que los espectáculos eran extremadamente sangrientos.
Decadencia:
Con el tiempo, las naumaquias comenzaron a desaparecer debido a los enormes costos y la logística involucrada en su realización. Además, el carácter brutal y sangriento de estos eventos empezó a ser cuestionado en ciertos círculos de la sociedad romana. Sin embargo, su legado perdura como un testimonio de la capacidad de la antigua Roma para organizar espectáculos de una magnitud sin precedentes y como una muestra del carácter militarista y ostentoso de la cultura romana.
En resumen, las naumaquias son un ejemplo notable de cómo la antigua Roma combinaba entretenimiento, propaganda política y poderío militar en eventos de escala masiva, dejando una huella imborrable en la historia de los espectáculos públicos.
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Originally published at https://luisbermejo.com on September 8, 2024.