FURUSATO | ZZ Podcast 05x20

Luis Bemejo
6 min readJan 14, 2024

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Furusato es un término japonés que se refiere al lugar al que siempre se desea regresar. En la cultura occidental nos referimos al “refugium” en latín o refugio. En latín tiene dos acepciones: Acción de huir hacia atrás y lugar al que se acude cuando se huye. ¿A qué podemos llamar hoy en día “ refugio” o “ furusato”? Pues sencillamente al lugar que convertimos en nuestro hogar. Un hogar que podría ser la casa donde hemos nacido, en la que nos sentimos confortables, o un lugar que adoptemos como hogar en el que deseamos vivir.

FURUSATO | ZZ Podcast 05×20

Furusato (故郷) es un término japonés que se refiere al lugar de origen, pueblo natal o hogar ancestral de una persona. La palabra “furusato” es muy importante en la cultura japonesa y se utiliza en canciones, poesía y literatura para evocar sentimientos de nostalgia y amor por el lugar de origen.

La canción infantil japonesa “Furusato” es un ejemplo de cómo la palabra se utiliza en la cultura popular. La canción, compuesta por Teiichi Okano y escrita por Tatsuyuki Takano en 1914, habla de la nostalgia que siente una persona que trabaja lejos de su hogar por los montes y ríos de su lugar de origen.

Además de su uso en la cultura popular, la palabra “furusato” también es importante en la vida cotidiana de los japoneses. En Japón, existe una tradición llamada “furusato nozei” que permite a las personas hacer donaciones a su pueblo natal o lugar de origen. Esta tradición se ha convertido en una forma importante de apoyar a las comunidades rurales y mantener vivas las tradiciones locales.

En conclusión, “furusato” es un término japonés que se refiere al lugar de origen, pueblo natal o hogar ancestral de una persona. La palabra es muy importante en la cultura japonesa y se utiliza en canciones, poesía y literatura para evocar sentimientos de nostalgia y amor por el lugar de origen. Además, la tradición del “furusato nozei” es una forma importante de apoyar a las comunidades rurales y mantener vivas las tradiciones locales.

Otros temas en el programa de esta semana:

Si pienso, juego mal

La cita que titula este apartado fue dicha por el campeón de ajedrez indio Viswanathan Anand. Si, volvemos a hablar de ajedrez, pero a la vez de literatura. Los videos de YouTube sobre ajedrez tienen muchísima audiencia y la página web chess.com no sólo tiene cada vez más subscriptores sino que es el centro en el que todos los campeones y aficionados acuden para jugar on-line. Aunque nada como una partida física en un parque para practicar incluso con público, volviendo a la esencia del juego. Pero además hablaremos de literatura y de un libro de Stefan Zweig que escribió una apasionante “Novela de ajedrez”, su novela más breve y a la vez recordada, que recomiendo encarecidamente.

La magia de las cerillas

Las cerillas, o los fósforos, o los cerillos han quedado en desuso masivo. Ya ni siquiera se tienen en casa para encender las barbacoas, se han sustituido por mecheros o encendedores, por lo que la magia de encender un fósforo, queda en la memoria sólo de algunos y de los pocos que aún lo usan.

Las cerillas, también conocidas como fósforos, son un invento fascinante que ha evolucionado a lo largo de los siglos. El uso de varillas con azufre que prendían al contacto con la chispa se remonta a la antigua China. En 1680, el físico y químico inglés Robert Boyle experimentó con el fósforo, pero no tuvo éxito debido al olor fétido y los vapores venenosos que desprendía la mezcla. En 1827, el farmacéutico inglés John Walker vendió cerillas en su botica, pero no patentó su invento. Las cerillas modernas aparecieron en Suecia en 1852 y se fabricaban con fósforo y algodón trenzado en lugar de madera.

La fabricación de cerillas es un proceso interesante que involucra una mezcla de fósforo, agentes oxidantes, goma y otros materiales. En los primeros años, los cerillos contenían fósforo blanco, un agente oxidante (bióxido de manganeso, clorato o nitrato potásicos) y goma, en cantidad suficiente para formar una pasta espesa. El calor originado por frotamiento sobre arena, o papel esmeril, producía la inflamación, que a veces era explosiva, sobre todo cuando se utilizaba clorato como agente oxidante. La mezcla inflamable se prepara agitando lentamente el fósforo en una solución caliente de dextrino o cola; se adicionan entonces los materiales oxidantes, y la pasta sigue agitándose hasta que se enfría. Frecuentemente, se colorea con ultramar, cromato de plomo, negro de humo, etc. Se esparce luego uniformemente en capa delgada sobre una tabla, y se hacen penetrar en ella, una o dos veces, palitos previamente preparados, con lo que se forman las cabezas. Cuando están secas las cabezas, suelen introducirse en un barniz o goma, para cubrirlas con una ligera capa que las protege de la humedad.

Los cerillos modernos son más seguros y eficientes que sus predecesores. Los cerillos de fricción, que se encienden al frotarlos contra una superficie rugosa, son los más comunes. Los cerillos de seguridad, que se encienden al ser raspados contra una superficie especial, son menos comunes pero más seguros. Los cerillos de seguridad se utilizan en lugares donde los cerillos de fricción podrían causar una explosión, como en minas y fábricas de productos químicos.

En resumen, las cerillas son un invento interesante que ha evolucionado a lo largo de los siglos. Desde su invención en la antigua China hasta los cerillos modernos, las cerillas han sido una herramienta útil para encender fuegos.

Proporción Áurea

La proporción áurea es un concepto matemático que se aplica a medidas del Universo, a sistemas solares, a nuestro planeta, a especies que nos rodean y a nosotros mismos. Este concepto de proporción áurea es el número Phi. De él os voy a hablar.

La proporción áurea es un número irracional que se representa con la letra griega phi (ϕ) y que tiene un valor aproximado de 1,618. Se dice que esta proporción expresa la belleza y la armonía de las formas, y que se encuentra tanto en la naturaleza como en el arte. La proporción áurea se define como la relación que existe entre dos segmentos de una recta, de tal manera que la longitud total es al segmento mayor, lo que el segmento mayor es al menor.

La proporción áurea tiene muchas propiedades matemáticas interesantes, como que su cuadrado y su recíproco tienen las mismas cifras decimales. También se relaciona con la secuencia de Fibonacci, una sucesión de números naturales que se obtiene sumando los dos anteriores, y que se aproxima al número áureo a medida que crece. Además, se puede construir una espiral áurea basada en la proporción áurea, que se observa en muchos objetos de la naturaleza, como las conchas de los caracoles, las semillas de los girasoles o las galaxias.

La proporción áurea ha sido estudiada y utilizada por muchos matemáticos, filósofos y artistas a lo largo de la historia, desde la Antigua Grecia hasta el Renacimiento y la actualidad. Algunos ejemplos de obras que se basan en la proporción áurea son el Partenón de Atenas, el [Hombre de Vitruvio] de Leonardo da Vinci, el [rectángulo áureo] de Le Corbusier o la [escultura contemporánea] de Ibo Bonilla. Sin embargo, no todos los casos de presencia de la proporción áurea en el arte son evidentes o intencionados, y algunos han sido cuestionados por los expertos.

No soy un serial killer — Capítulo 7

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